Durante los años del boom inmobiliario y económico, España se convirtió en una verdadera máquina de la construcción. Esta última resultó el motor económico del país y no había zona costera que se preciara que no levantara cientos de viviendas. Urbanizaciones de lujo, unifamiliares... Pisos y más pisos. De norte a sur y de este a oeste. Especialmente llamativo fue el caso de Toledo con la urbanización de Seseña. Su promotror, Francisco Hernando, mas conocido como "El Pocero" planteó la construcción de más de 13.000 viviendas de las que finalmente solo llegaron a alevantar 5000. Una ciudad fantasma con campos de fútbol, fuentes, piscinas... Una verdadera obra de lujo que se ha convertido en el ejemplo más claro de la fiebre por el ladrillo.
 |
| Adela Úcar durante el reportaje |
El mediterráneo con Benidorm y Marbella a la cabeza ha sido otro ejemplo de construcción sin medida. Sin olvidar el norte, con Castro Urdiales a la cabeza. La localidad cántabra llegó a ser conocida como la Marbella del norte.Pisos sin acabar y sin los principales servicios básicos como agua o luz. Propietarios sin poder habitar en ellos, pero pagando la hipoteca. El resultado, un panorama desolador visible en cualquier punto de España.
Pero como no es lo mismo vivirlo que contarlo. La periodista Adela Úcar convivió con algunas familias afectadas. Este sábado, 21 días, mostró la situación de quienes lo han perdido todo y su última opción es ocupar una vivienda vacía. Este es el caso de Merche y Antonio, un matrimonio con dos hijos pequeños y sin trabajo que llevan cinco años ocupando un chalet de lujo sin agua ni luz. En Illescas, Toledo, a más de 30 kilómetros de Madrid y rodeados de viviendas y solares desiertos. El matrimonio sobrevive gracias a la ayuda de Cáritas. Una situación desesperada para quienes han perdido la esperanza de salir de ese agujero. Un radiografía de la situación de cientos de familias en España.
La otra cara, un vigilante de las viviendas vacías. Un trabajo a cambio de vivir casi en el desierto. Su familia residía en un chalet solos. Sin nadie más a su alrededor.
La periodista convivió también con un propietario de una vivienda a medio construir. Adela Úcar se trasladó hasta Granada, una de la grandes protagonistas de la burbuja inmobiliaria, para comprobar de primera mano la situación de Antonio. El joven que pagó por su piso 190.000 euros se ha visto obligado a cerrarlo definitivamente ante la falta de servicios básicos. Rodeado de viviendas cerradas, sin luz, agua, servicio de basura y alcantarillado. Campos de golf abandonados, restaurantes vacíos y con la licencia de habitabilidad en la mano.
La periodista convivió también con un propietario de una vivienda a medio construir. Adela Úcar se trasladó hasta Granada, una de la grandes protagonistas de la burbuja inmobiliaria, para comprobar de primera mano la situación de Antonio. El joven que pagó por su piso 190.000 euros se ha visto obligado a cerrarlo definitivamente ante la falta de servicios básicos. Rodeado de viviendas cerradas, sin luz, agua, servicio de basura y alcantarillado. Campos de golf abandonados, restaurantes vacíos y con la licencia de habitabilidad en la mano.
Auténticos complejos de lujo desiertos, a medio construir, robo del material. Cables, puertas, los ladrones llevan todo, hasta las puertas. En medio de esta situación, propietarios sin poder habitar en su vivienda. Ilusiones rotas, millones de euros tirados a la basura. Cientos de costa destrozada y lo peor, miles de familias que cada día se quedan sin un techo donde vivir. Personas al borde del abismo que solo piden a gritos salir de una mala pesadilla que parece que no tiene fin. Soledad, aislamiento y pobreza. Mientras millones de viviendas vacías esperan a que alguien las de uso. Una contradicción a la que, de momento, nadie ha puesto fin.
