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jueves, 30 de enero de 2014

Asturias, Paraíso Natural

No hace falta irse muy lejos para poder desconectar y relajarse. El norte está lleno de recónditos e inusuales paisajes de ensueño. Uno de ellos son Los Lagos de Covadonga. Cantabria también tiene lo suyo: Las Cuevas de Altamira, recién abiertas hasta agosto, Santillana del Mar con la Colegiata, Comillas con el Capricho de Gaudí, Puente Viesgo y su balneario y Las cuevas Monte del Castillo. El soplao, el nacimiento del río Asón en Arredondo. Sin olvidar sus playas: Langre, Somo,San Vicente de la Barquera La Arnía, Portío...

Volvamos a Asturias y en concreto a Los Lagos de Covadonga. Una visita que  merece la pena. Ver el cielo tan cerca como nunca lo habías visto, Los Picos de Europa nevados al fondo y el Mar cantábrico enfrente es una oportunidad que no te puedes perder. 

                                     

El conjunto de la montaña de Covadonga en Asturias es el origen del Parque Nacional de los Picos de Europa, el primero de los Parques Nacionales. Fue declarado en el año 1918 espacio natural protegido.Tras 12 kilómetros por una carretera algo complicada al llegar arriba nos encontramos con el primer lago, el de Enol, unos metros más arriba nos encontramos con el segundo, La Ercina.

                             
                               

                               


                                     
Siguiendo con la ruta, una visita obligada y que pilla de paso es el Santuario de Covadonga, los más devotos podrán a asistir a diversas misas hasta las 19:30 de la tarde hora en la que cierra el santuario.


La Cueva, otro símbolo del catolicismo, con la tumba de Don Pelayo dentro de la Cavidad. Un pasillo cubierto de velas te lleva hasta el templo. 

                         


La tradición afirma que don Pelayo, persiguiendo a un malhechor que se habría refugiado en esta gruta, se encuentra con un ermitaño que daba culto a la Virgen María. El ermitaño ruega a Pelayo que perdone al malhechor, puesto que se había acogido a la protección de la Virgen, y le dice que llegaría el día en que él también tendría necesidad de buscar amparo en la Cueva. 


Las crónicas musulmanas sobre la Batalla de Covadonga dicen que en esta Cueva se refugiaron las fuerzas de Pelayo, alimentándose de la miel dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. Las crónicas cristianas afirman que la intervención milagrosa de la Virgen María fue decisiva en la victoria, al repeler los ataques contra la Cueva.

La primera construcción en la Santa Cueva data de tiempos de Alfonso I, quien, para conmemorar la victoria de don Pelayo ante los musulmanes, manda construir una capilla dedicada a la Virgen María, que daría origen a la advocación de la Virgen de Covadonga (conocida popularmente como la Santina). 


Durante la guerra civil la imagen de la Virgen desaparece, y es encontrada en la embajada de España en Francia en 1939. La capilla actual de estilo neorrománico, es obra de Luis Menéndez-Pidal y Álvarez.







Sin olvidar el Lago de los deseos

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