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domingo, 3 de abril de 2016

El drama no nos afecta

Ésta es la historia de miles, millones de personas -4'5 millones-, que huyen de una guerra. Personas como tú, querido lector. Ciudadanos de clase media que lo tenían todo hasta que una guerra acabó con sus sueños. De tenerlo todo, a verse sin nada en medio del mar luchando por sobrevivir.

El drama de los refugiados se ha convertido en una de las mayores vergüenzas que se recuerdan. Ponerse en los zapatos del otro parece no ser muy habitual. De lo contrario, quizá se actuaría de otra manera. ¿Cómo explicas,hoy, a esos niños, mañana adultos, lo qué ha pasado? 

Del calor de sus hogares han llegado al frío de Europa, a las fronteras, a los muros entre países. Entre personas. Sin lujos, ni comodidades, con lo puesto han salido huyendo de una guerra que ha destrozado sus vidas.

Nada volverá a ser lo mismo, familias rotas en países extraños que los miran como eso, extraños, forasteros. Es un hecho que Europa no quiere a más refugiados, pero sus ciudadanos sí. El día de la vergüenza llegó y todos fueron testigos de su drama al ver la foto del pequeño Aylan ahogado en las costas turcas. Ahí, el problema se hizo visible. Un niño kurdo de tan sólo tres años luchaba, junto a su padre, por llegar a Turquía, por sobrevivir. Su madre y sus hermanas habían muerto. La vida es caprichosa y el mar arrebató a ese niño sus ilusiones y sueños.



Todo lo que no nos afecta nos parece ajeno hasta que lo sufrimos. La memoria es selectiva y parece que ya nadie se acuerda de cuando tenía que dejarlo todo en busca de una vida mejor. Morirte de hambre o irte a otro país y empezar una nueva vida. Cada día, a todas horas, vemos a miles de refugiados en campamentos improvisados, sobretodo en Grecia, - el país heleno está al límite- esperando a que el temporal amaine. 

Entre basura, sin comida y en ocasiones al raso. Así es el día a día de quienes tenían una vida relativamente acomodada. Con estudios, trabajo, familia y ahora se ven como un trozo de carne de aquí para allá. Tratados casi como animales. Lo peor, ahí también hay niños en condiciones insalubres. La solidaridad brilla por su ausencia.

¿Qué nos está pasando? ¿En qué nos estamos convirtiendo? Lo material por encima de lo humano. Tener la mejor casa, el mejor coche, los mejores vestidos... Consumir, consumir y consumir -casi cada 15 días tienes una nueva colección de ropa en las tiendas- Los seres humanos podemos sacar lo mejor de nosotros, ante !as adversidades, pero también lo peor, la indiferencia.

El acuerdo de la Unión Europea y Turquía para frenar el flujo de refugiados devolviendo a los que no tengan visado al país ha levantado ampollas. No sólo los principales mandatarios europeos se han pronunciado, también lo ha hecho la ONU mostrándose muy crítica con este acuerdo. Pero nadie busca soluciones. De hecho, uno de los primeros en sufrir esas devoluciones ha sido un niño. 


La suerte en esta vida parece que dependa del país dónde naces. Si lo haces en uno rico quizá triunfes, pero si lo haces entre miseria tus posibilidades se verán reducidas. Todo está en luchar contra las adversidades, y en eso quienes huyen de la guerra han dado una gran lección.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los refugiados abren los ojos al mundo

En unos días en los que se nos bombardea constantemente con información política, las elecciones están a la vuelta de la esquina, previsiblemente serán el 20 de diciembre, pero las catalanas están mucho más cerca, este mismo domingo. Nada parece ocupar más minutos de televisión que quién ganará en Cataluña si los que apuestan por la independencia o quienes quieren continuar formando parte de España.

Nada parece tener más importancia ahora. Ni siquiera ser uno de los países que según la OCDE más Ni-Nis tienen o tener una de la tasa de paro más alta de Europa. Nada peor que una guerra. Mientras Europa llega a un acuerdo un extremis sobre el reparto de cuotas de los refugiados sirios milones de personas a lo largo y ancho del mundo tienden una mano desinteresadamente a quienes lo han perdido todo. A quiénes han tenido que huir de bombas, sangre y masacre. Quiénes tenían una vida perfecta o simplemente de clase media y ahora no tienen nada. Ni siquiera dinero para pagar el altisimo precio por salir en barco arriesgando su vida. Por tener muchos no tienen ni a su familia. Familias rotas por la guerra o ahogados en el mar.

La foto del niño que yacía en la orilla ahogado recorrió medio mundo y por fin y tras años despertó conciencias. El mundo comenzó a solidarizarse con los refugiados y a ayudarles, no a olvidar porque es imposible, pero si a mitigar los efectos de una guerra. Desde entonces miles de vídeos han recorrido internet, sus autores: ciudadanos sirios y especialmente niños que solo piden que acabe la guerra. En una guerra nunca hay ganadores, todos pierden algo y por mucho que un bando gane solo quedarán vidas rotas y mucho sufrimiento. Nadie, tan solo el paso de los años hará olvidar los efectos de una guerra. Millones de inocentes sin culpa muertos.

Europa se encuentra colapsada ante la llegada masiva de refugiados que tan solo buscan asilo y escapar del horror. Pero ante la situación de emergencia el cierre de las fronteras y la construcción de vallas con cuchillas frenan su llegada. Cuchillas que provienen de España y armas que provienen de media Europa. Todo es un negocio, unos se enriquecen a costa de pedidos masivos y otros pierden la vida.
La vida no es justa y menos para niños inocentes que sin culpa ninguna han nacido en medio del horror.