Renovarse o morir eso es lo que deben pensar desde el matinal de la 1. Esta vez le ha tocado el turno a su grafismo. Sobre un fondo rojo, en letras blancas y Torrespaña de fondo aparecen las iniciales del matinal. El emblemático y característico piruli del ente público acompaña a esta nueva imagen con la que el magacine quiere renovarse una vez más.
Pero esta nueva imagen aún no ha tenido el efecto esperado en los televidentes. La Mañana continúa muy lejos de alcanzar a sus rivales. A pesar de que todos tienen una escaleta de contenido similar con la actualidad como protagonista,Marilò no puede con los reportajes de investigación y las exclusivas de Quintana y Griso. Ni las entrevistas que ha realizado recimientemente a políticos con motivo de las elecciones han despertado el interés de los espectadores.
La duración recortada de su programa también puede ser otro de sus puntos débiles, no llega a las 2'30. A pesar de realizar un matinal más interactivo con mucha presencia de las redes sociales, sobre todo en el bloque de salud y a la hora de explicar noticias de rabiosa actualidad, no termina de despuntar. Mientras el resto de matinales se convierten en trending topic, para bien o para mal, con el de la pública sólo sucede con fallos en directo.
De momento esos pequeños cambios no han conseguido enganchar al público, algo extraño - con una escaleta centrada en la actualidad, la salud, debate político con Fernando Ònega y su sección, y para terminar el entretenimiento de la mano de Fernando Ramos- teniendo en cuenta a su presentadora. Mariló Montero, no hay día que no de un titular, y programa al que va programa que arrasa en audiencia, por extraño que parece no sucede lo mismo con su programa. El tiempo dirá si La Mañana empieza a competir con el resto o se queda con un público fiel pero minoritario.