Los becarios esos aprendices que se incorporan al mercado laboral después haber terminado una carrera o un F.P. Realizan el trabajo igual que los asalariados y la tónica habitual es que trabajen gratis.
Dicen que cada 10 años hay una crisis pero pocas como la que está asolando a Europa y especialmente a España.
La gente sigue estudiando, trabajando, los que pueden, y los que no al paro.
Las oportunidades cada vez son menos, por no decir casi nulas y aunque no hay que perder la esperanza, la incertidumbre se apodera de las pocas ilusiones existentes.
No hay trabajo. Las empresas cierran, los ERES se multiplican y los medios de comunicación se despiden para no volver, por el momento.
El nicho cada vez es más pequeño y todos no son los elegidos. Cientos de profesionales pierden su empleo tras una trayectoria profesional de innumerables años.
Hacer una carrera ya no garantiza tener un puesto de responsabilidad o un gran puesto. El saber no ocupa lugar y aunque es cierto que con estudios las oportunidades se multiplican, ahora no siempre es así.
Quienes antes eran más selectivos o podían elegir un trabajo, ahora tienen que conformarse con lo poco que haya.
Los sueldos tampoco están para pegarse unas vacaciones todos los años por EE.UU., Mónaco o alguna isla exclusiva. Ser mileurista ahora es una suerte y todo un privilegio.
Mientras las esperanzas poco a poco se caen, el desánimo se apodera de uno. El querer ejercer de lo que has estudiado y de lo que de verdad te apasiona cada vez se ve más lejos.
Por que nunca se sabe cuando vas a tener tu oportunidad, y no vas a ser una más dentro de los 6 millones de parados. Aunque según el Banco de España la recesión está llegando a su fin, las oportunidades de miles de estudiantes se ven resquebrajadas.
La ilusión se acaba perdiendo y quizá el sueño que siempre quisiste cumplir acabe antes de que se llegue a cumplir. Pero al final siempre hay un rayito de esperanza, y aunque en momentos se quiera abandonar siempre hay que perseguir aquello que siempre se quiso.
