Rivera no comenzó cómodo su primera intervención. El martes tuvo varias encontronazos con Wyoming a causa de quitar los nombres franquistas a las calles, el sábado la entrevista con María Teresa Campos fue mucho más amable pero anoche Ana Pastor le hizo pasar por algún que otro aprieto, especialmente incómodo fue el momento en el que la periodista le replicó no saber que incluye su programa electoral sobre Garoña.
Mientras Iglesias ha cambiado su táctica, a pesar de que las encuestas pronostican una bajada de su formación, el líder de Podemos se ha mostrado más amable y menos agresivo. Tanto en la entrevista con Motos, al que dió récord histórico, como en su paso por El Intermedio se mostró más tranquilo y distendido. El sábado se presentó en La Sexta noche "a pedir trabajo" y respondió sin una mala cara o mal gesto, todo lo contrario cercano y en su salsa a los ciudadanos que le preguntaban por todo: Sanidad, educación, desempleo, pensiones, impuestos...
Sin en cambio, el líder de Ciudadanos ha balbuceado, gesticulado y se le ha visto bastante incómodo. Nada que ver con su intervención hace dos semanas en el Rincón. Crece en intención de voto pero crecen también sus detractores. Muchos le acusan de ser la marca blanca del PP y otros de no ser demasiado claros en lo que a sus propuestas se refiere. El PSOE también intensifica estos días los actos de campaña con entrevistas en televisión. Quién apenas se ha dejado ver ha sido el Presidente del Gobierno, lo hará el miércoles 2 de diciembre en TVE con Bertín Osborne. La cuenta atrás ha comenzado y todo esfuerzo es poco, puerta a puerta si es necesario cuando falta menos de un mes para una cita que se prevé histórica.
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