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sábado, 21 de diciembre de 2013

España en su peor pesadilla: la pobreza

Llegan estas fechas y a los españoles nos entra un afán de solidaridad por los cuatro costados. Galas solidarias, colectas... Todo es poco para ayudar a los más necesitados. Pero estas acciones deberían realizarse todo el año y sobre todo, nosotros, los españoles acordarnos de que los más pobres nos necesitan los 12 meses del año.

La crisis ha arrasado con todo, pequeños empresarios que vivían holgadamente o la clase media que de vez en cuando podía darse un capricho. Los desahucios están a la orden del día. los embargos son "lo más normal del mundo". Y si antes la pobreza nos parecía algo lejano, relativo al tercer mundo y poco más, ahora lo tenemos enfrente de nuestras narices. La vida nos ha dado un revés y si estudiar una carrera universitaria es un lujo que todos no se pueden permitir, comer se está convirtiendo en una misión casi imposible.



Manos Unidas

Qué tristeza ver a gente viviendo o malviviendo en la calle. Un pobre más pidiendo en plena calle, una persona más pasando frío con tal de poder llevarse algo a la boca. Un nuevo ciudadano que la crisis ha derribado.La pobreza amenaza nuestros hogares, y sobre todo a los más pequeños. En 2012 según recoge un informe de Eurostat Más de trece millones de personas en España vivían amenazadas por la pobreza o la exclusión social.
Según Cáritas el 29,8% de los niños viven en condiciones de pobreza, La pobreza infantil ha aumentado 3,1 puntos de 2007 a 2011: es el triple del incremento registrado en la UE.Un verdadero drama, en España casi dos millones de niños sufren malnutrición.

Diversas asociaciones han alertado de un notable incremento de la pobreza y sobre todo, de las desigualdades sociales. La brecha entre ricos y ricos cada vez se aleja más.En 2012 se calcula que las grandes fortunas ascendían a 7.048. España, un país que hasta unos años que gozaba de un notable crecimiento, bienestar y una economía saneada ha visto como "la España próspera y rica" se derrumbaba. Poco queda de aquel "España va bien". En nuestro recuerdo queda el temido rescate pero aunque lo peor ha pasado, los ciudadanos de a pie no terminar de ver la luz al final del túnel.

Nuestro país se ha convertido en un país pobre, la España de los años 60 ha vuelto. Los jóvenes se van en busca de un futuro mejor y los que se quedan esperan a que la situación mejore. El paro no baja, y si lo hace es muy levemente, pero los seis millones de parados esperan una oportunidad. El subsidio por desempleo se acaba y cada vez son más las familias optan por pagar la hipoteca en vez de comer. Encender la luz o abrir el grifo se ha convertido en un lujo que pocos pueden permitirse.

Cifras alarmantes, uno de cada cuatro niños está malnutrido. La pobreza ya no es algo lejano, cada día en nuestras calles hay más y más personas pidiendo. Gente que no ve la salida, y lo peor unos niños que se quedan sin futuro. Padres que ven impotentes como no pueden ofrecer una vida mejor a sus hijos. Pero gracias a las ONGs cientos de personas viven un poco mejor, sin ellas muchas familias no tendrían con que alimentarse. Voluntarios que sin esperar nada a cambio ofrecen su ayuda y su tiempo a los más necesitados.


Si antes se pedía ayuda para los niños del tercer mundo, las cosas han cambiado, y ahora se pide para los españoles. Un cartel publicitario en Noruega pidiendo ayuda para "los niños hambrientos españoles" ha levantado ampollas. Nuestro país está en el punto de mira. A estas alturas poco nos diferenciamos de nuestros vecinos griegos o portugueses. No puede ser que nadie haga nada, ¿ningún político es consciente de esta situación? 
Cualquiera puede encontrarse en ella, las circunstancias pueden cambiar y acabar como ni en los peores sueños hubieras pensado. 

Es necesario hacer algo urgentemente, crear más mecanismos o instituciones que den una salida a este colectivo cada vez más numeroso, y sobre todo, a los más pequeños, los verdaderos damnificados. Que triste, especialmente en estas fechas, que haya miles de personas que no puedan celebrar estas fiestas. La crisis nos ha privado hasta de la ilusión.

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