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lunes, 12 de agosto de 2013

Día Internacional de la Juventud,una juventud en paro y sin perspectivas de futuro


12 de agosto, Naciones Unidas celebra el Día Internacional de la Juventud centrado en la migración juvenil.
Pero España no está para celebraciones con 
sus casi dos millones de parados y un 84% de ellos que no recibe ningún tipo de prestación.La ONU sitúa la juventud de las personas entre los 15 y los 24 años que en la actualidad representan casi un tercio de los migrantes internacionales, sumando tan sólo en el año 2010 un total de 27 millones de personas. 

Y es que la situación actual de los jóvenes es complicada viéndose agravada con la crisis. De hecho, diversos informes como el elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reflejan que el impacto a largo plazo de la crisis en el empleo juvenil podría hacerse sentir durante décadas, lo que supondrá que habrá una generación en peligro de no encontrar nunca un trabajo decente.

La situación varía por regiones, aunque la tasa de desempleo juvenil a nivel mundial sigue aumentando y se espera que llegue al 12,8% en 2019. Las previsiones contemplan que este año, 73,4 millones de jóvenes –el 12,6%- estarán desempleados.Grecia y España coronan la cima del paro juvenil con un 25% y 27% respectivamente.

En general, la situación no es muy halagüeña, aunque hay economías como la española en la que el paro entre los más jóvenes ha empezado a decrecer. De hecho, a finales del mes de julio de este año, se produjo un descenso en el desempleo entre los menores de 25 años del 2%, es decir, que hay 8.489 jóvenes menos parados en comparación con el mes anterior lo que se traduce en un descenso de 24.818 parados menos.

Una cara nada amable en la que cientos de jóvenes se ven reflejados cada día y no ven otra salida sino probar suerte en el extranjero. Y mientras, los que se quedan intentan día a día actualizar sus interminables curriculums y para mantenerse realizan cualquier trabajo. Porque un super sueldo ya no son 1000 euros, sino 800. 

La vida sigue,los meses pasan, las universidades se llenan, los jóvenes siguen estudiando, las matrículas siguen encareciéndose y los que se licencian lo hacen con la esperanza de que por fin haya pasado lo peor. Terminar y besar el santo: un trabajo. Pero la realidad es otra bien distinta, y puede que cientos de jóvenes nunca trabajen de aquello por lo cual sacrificaron años de su vida, su verdadera pasión y simplemente tengan una espinita clavada de por vida, no poder trabajar en aquello por lo cual dejaron todo.

Ante el momento actual el desánimo y la impotencia se apoderan de muchos y las palabras tan repetitivas de que los jóvenes son el futuro o la verdadera esperanza de una sociedad no cambian nada,¿Por qué como ser el futuro o la esperanza en la que una sociedad se apoye si por más que lo intentan no consiguen encontrar empleo?

La precariedad laboral es el pan de cada día de cientos de jóvenes, la mayoría solo consiguen un trabajo en prácticas y así hasta encadenar un sinfín de contratos como becarios, sin remuneración alguna, y al acabar el periodo de prueba, como mucho dos años, otra vez vuelta a la cola del paro.

El espíritu de independencia y autosuficiencia se acabó. La idea de abandonar el hogar familiar se diluye a medida que los años pasan y las expectativas se resquebrajan.
España: un joven cualquiera, 35 años y viviendo en casa de sus padres, no tiene trabajo ni tampoco cobra prestación, vive de la pensión de sus padres. Esta es la radiografía de los jóvenes españoles. Unos jóvenes y una generación sin futuro.

Estudiar ya no te garantiza un mejor puesto ni mucho menos un mejor sueldo. Se acabaron las comodidades: la casa de fin de semana, los viajes, esquiar en Los Alpes Suizos y los viajes a Nueva York, las Seychelles o Los Fiordos noruegos.
Tener trabajo y llegar a fin de mes es un privilegio del que pocos pueden disfrutar y mientras los ni-nis y los universitarios se pelean por un mismo trabajo: repartidor de pizza.

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